Precisamente para este tiempo, hace diez años, salí del Voca. Diez años, una década, muy poco para el tiempo que se nutre con el paso de muchos años, siglos, milenios. Mas sin duda es mucho en la vida de una persona,
En esos años, muchas cosas han pasado. Comencé a trabajar. Fui a la universidad. Cambié de profesión, también de trabajo. Hoy, como es lógico soy un tipo más “jugado”, con vivencias acumuladas y el paso del tiempo –y de las personas por mi vida—me han cambiado.
Uno cambia de forma de vestir, de peinado, de palabras, de hábitos. Unas personas se incorporan a su círculo cercano. Otros, por desgracia, salen de él. Lo esencial –como dice la publicidad de cierto whisky—permanece, o al menos uno espera que así sea.
!Vaya! Cuánta nostalgia en medio de una linda tarde que parece prometer la llegada de la navidad, del verano. Es este tiempo, en este aniversario, en el que me encuentro pensando en el Voca, en mis compañeros, mis amigos, mis exprofesores, lo vivido y, más aún, en como era yo en ese entonces.
Es cuando me percato que el tiempo –tan implacable con todo lo que encuentra a su inexorable paso—no ha mellado en mí algo, la mencionada esencia, una forma de ver ese tiempo y que sin duda ha curtido mi carácter para vivir mi presente.
Y es que eso es el Voca de Heredia: un sentimiento que una vez vivido (por apenas tres hermosos años) te marca por el resto de la vida y te hace volver a él, aunque sea cada cierto tiempo, como se regresa a los lugares en que uno ha sido feliz. Aunque con ese regreso algo en el corazón nos oprima, nos saque una sonrisa y en muchos casos, una lágrima o, al menos, un brillo en los ojos.
Y regresar es lo que me propuse al crear este blog (o bitácora en Internet, por aquello de algún visitante neófito en las lides blogueras) que lleva un nombre que a primera vista parece identificativo, pero que a mí me evoca años felices: Voca de Heredia Generación 95.
No obstante, no quiero hacer este viaje de regreso solo. Quisiera pedirte a vos, mi compa del cole, que me acompañés. Que en este ciberespacio que a veces resulta tan cuestionado, tan controversial, encontrés la posibilidad de expresar, responder, encontrar y compartir todo lo que querás sobre esa época dorada que fueron nuestro años en el mejor de todos los colegios. El mejor no por infraestructura –que nuestro Voca siempre ha sido un paria de la educación pública—sino en corazón, empuje, excelencia y ante todo, humanismo y solidaridad.
Inspirado en esos mismos sentimientos te invito a dejar tu comentario en esta bitácora que no es mía, es de todos los que compartimos el aula, el galerón, el planché, el comedor y el sentimiento.